"Más vale una imagen que 1000 palabras". No es del todo cierto. Con las palabras podemos pintar y fotografiar en la mente de los lectores con una riqueza que la visión de una imagen no tiene. Un instante fotografiado es capaz de transmitir mil sensaciones distintas a mil observadores. Cada uno recibe las sensaciones según su estado anímico, lo que quiera recibir, y su propia educación.
Imaginemos una fotografía tomada a media tarde donde un edificio está derrumbándose y la gente sale huyendo de los portales semi-desnuda, algún animal muerto en la calle y ambulancia a lo lejos.
Es una fotografía de desastres y tal vez podría ser una portada de periódico, pensaría el periodista.
El arquitecto se fijaría en los pilares del edificio.
El dinamitero estudiaría la forma de caer el edificio por si fuera una carga explosiva la causa del desastre.
El pederasta buscaría algun niño entre la gente semidesnuda.
El pintor se fijaría en las sombras y la textura de la inmensidad del polvo.
Así hasta mil observadores
¿En que se fijó el fotógrafo antes de disparar?
En el momento y en el encuadre.
No sé si el ejemplo anterior es desafortunado, pero esto me lleva a pensar:
¿Quién pone precio al arte? ¿Por qué el arte tiene que acudir a concurso? ¿Por qué las fotografías han de competir entre ellas?
La fotografía de un primer plano de un caballo a galope de frente con un objetivo de 500 mm. a 1/300 seg. ¿Merece competir con cualquier otra? ¿En qué se basa? ¿Qué parámetros utilizan para juzgar que esa y no otra son mejor o peor que el agua manando de la bomba de un pozo a contraluz?
Lo que ves, te puede gustar o no. Ya se sabe que no a todo el mundo le gustan las mismas cosas. Pero lo que se siente no merece ser juzgado.
Dios nos libre de los concursos de pintura.
Que los dioses nos libren de los concursos de teatro.
Qué pena los premios cinematográficos. Ah no, es que ahí hay dinero de por medio.
Creo que me siento afortunada de tener una cámara automática aunque seguiré admirando tus fotos en color o en blanco y negro :)))
ResponderEliminarEleonora
A Eleonora: Que bien que te gusten mis fotos. No importa lo que uses para hacer fotografías es el ojo lo que importa. David Hamilton, el fotógrafo más imitado de la historia, usaba película Ektachrome 200 y una cámara Minolta, pero ese no es el secreto de su técnica y he visto fotos suyas con Polaroid para quedarse con la boca abierta. Robert Capa, ese monstruo de la fotografía de periodismo, decía: "Si tus fotos no son lo suficientemente buenas, es que no te has acercado lo suficiente".
ResponderEliminar:)))