Él tenía la mirada perdida mientras caminaba saliendo del salón.
-¡Bob! ¿Qué has hecho?- le pregunté.
No obtuve respuesta. Le conocía desde hacía veintidós años, dieciocho de casados, y nunca le había visto así. Le notaba distinto.
-¡Bob! debes llamar a la policía- le ordené mientras miraba el cuchillo ensangrentado que apretaba temblorosamente con su mano derecha.
-¡Bob! ¿Me oyes? ¡Bob!
Era inútil. No me oía y tampoco yo podía moverme. Estaba petrificada. Él no era el mismo de siempre. Nuestra relación no funcionaba bien desde hacía casi un año y habíamos empezado a odiarnos... a no soportarnos... sus maltratos fueron en aumento...y mis visitas a urgencias también; pero ahora al verle, es como si yo hubiera olvidado todo eso. Incluso me encontraba bien; era extraño.
En medio del salón detrás del sofá y sobre un charco de sangre sobresalían unos pies desnudos. Uno de ellos tenía espasmos cada cinco segundos.
-¡Bob! pero... ¿que has hecho? ¡Hay que llamar a una ambulancia!- le gritaba tanto que me ardía la garganta.
Bob no me escuchaba, se estaba colocando en el cuello una soga que había atado a la lámpara de araña, por cierto, regalo de bodas de mi suegra. De repente se oscureció la estancia y no veía nada. Parecía un apagón eléctrico.
Al cabo de un rato alguien me llamaba.
-Señora Tundall. Señora Tundall- la voz sonaba lejana.
-¡Señora Tundall! ¡Regrese señora Tundall!- esta vez la oí al lado de mi oído y abrí los ojos.
-Señora Tundall, ya ha pasado todo. Está usted fuera de peligro- me dijo aquel chico arrodillado junto a mí. -Hemos controlado la hemorragia y está usted a salvo-.
-Su marido ya no volverá a hacerle daño- me decía otro chico que no cesaba de hablarme. Me encontraba algo mareada y no podía prestarle atención. Giré la cabeza despacio y pude ver varias personas en el salón, policías de uniforme... Estaba tomando consciencia de lo que me había pasado y volví a mirar al chico que me hablaba.
-... ¿lo hará, señora Tundall?-
Asentí con la cabeza mientras me colocaban una mascarilla y me introducían en una ambulancia.
Una palabra me martilleaba la cabeza: Casi.
Ufff! Qué duro!!! Me gusta mucho cómo está escrito, aunque la temática es tan fuerte...
ResponderEliminarTerrible la violencia de género, no sé cómo no huyen despavoridas con el primer golpe las mujeres...
Beso, buen fin de semana
Gracias por tus palabras Eva :)
EliminarUna lacra, desgraciadamente. Buen finde para ti tambien. Un beso ;)